viernes, 3 de marzo de 2017

LA INTUICION

VICTOR MANUEL GUZMAN VILLENA



La filosofía no tuvo siempre por base al racionalismo. La oposición entre  la intuición y la razón preocupó ya a los pensadores en el tiempo de Sócrates. Éste demostró el papel de lo que más tarde había de llamarse el inconsciente, mostrando a los artistas y poetas inspirados no por la sabiduría, sino por un fuego muy semejante al de los magos.

Esta teoría expuesta por Platón en su apología de Sócrates es muy parecida a la teoría de la intuición. En la edad Media algunos pensadores como Paracelso, el matemático Cardan la abrazaron. Hoy muchos pensadores y filósofos consideran a la intuición superior a la razón.

De hecho el sentimiento y la razón, que expresan necesidades diferentes  del espíritu, tienen  siempre sus defensores. El sentimiento fue y es el preferido de los poetas, artistas, astrólogos, médium, holísticos y en general personas dedicadas a la espiritualidad: la razón por los sabios, matemáticos, científicos, teóricos. Los primeros viven en el dominio  de la creencia; los segundos, en el conocimiento. Y este conflicto eterno ha hecho que las dos corrientes se alimenten, crezcan y se fortalezcan en muchos sectores de la sociedad, creando condiciones provechosas para enfrentar a la inteligencia con el sentimiento sobre nuestro destino.

La biología y la patología penetraron en el terreno del inconsciente  y por consecuencia en la vida intuitiva hasta llegar a las fuentes más profundas de nuestros sentimientos y de la vida consciente. La conciencia afectiva hasta ese momento no tenía  la claridad de la conciencia intelectual, pero, sin embargo, la dominaba, porque las inspiraciones de la razón germinan frecuentemente en el fondo de lo inconsciente.

La subconsciencia constituye la fuente tanto de la vida orgánica como de la psíquica y se encuentra por consecuencia, en la base de los diversos problemas filosóficos. De él derivan los elementos del carácter que constituyen la personalidad. Representa una especie de estanque  nutrido por el pensamiento de nuestros antepasados  y por la experiencia del alma inmortal  que bebió la fuente del saber constantemente en sus diversas vidas. Por tanto, lo inconsciente podría ser definido como la condensación del alma en el poder propio de la permanencia donde todo es mutable.

Cuando se va de lo físico a lo vital y a lo psíquico, el conocimiento se hace cada vez menos preciso y entonces interviene la intuición. La naturaleza nos ha dado la inteligencia para la vida a través de sus fenómenos en constante evolución  y no para la explicación de las cosas y nosotros sobrepasamos ese fin tratando de interpretarlas. Además el mundo de la vida y del alma es una perpetua sucesión y transformación

Podemos definir a la intuición como la facultad de comprender las cosas al instante, sin necesidad de realizar complejos razonamiento. Está relacionada al conocimiento inmediato, directo y autoevidente. No requiere, por lo tanto, de ningún tipo de deducción. Por lo que podemos afirmar que  es una habilidad que se deriva de la conciencia de uno mismo y que permite recurrir, no sólo a sus conocimientos, sino aplicar también su sabiduría de la vida a sus decisiones

La intuición, en definitiva, está vinculada a las reacciones repentinas o a sensaciones más que a pensamientos elaborados y abstractos. Es importante señalar que la ciencia no admite que se compare la intuición con una experiencia paranormal o mágica; siempre intenta justificar aquellas cuestiones que no podemos explicar como producto de procesos mentales a los cuales no se accede mediante la conciencia y promete que, algún día, en un futuro no muy distante, hallará las razones exactas para dichos fenómenos.

POTENCIALIZAR LA INTUICION
  
 Para potenciar la intuición es necesario ser menos crítico con cada conclusión que no sea justificable por medio de un argumento sólido. No es necesario empezar sólo actuar desde la sensación de que algo es cierto.

Puede ayudar anotar coincidencias entre lo que soñamos y lo que luego vivimos. Los sueños suelen ser un espacio en el que al carecer de freno analítico, se muestran con mayor soltura conclusiones, ideas sobre nuestra realidad cotidiana.

Practicar la meditación o alguna técnica de relajación suele potenciar también la intuición.

FORMAS DE INTUICION

Existen dos formas de intuición completamente diferentes. La intuición intelectual y la intuición de origen afectivo.
La intuición intelectual determinan el nacimiento de ideas espontáneas, a veces geniales, madre de los grandes descubrimientos, que iluminan el pensamiento de los sabios, ejemplo Galileo, Newton, Einstein, todos ellos fueron instituciones intelectuales.

Las instituciones intelectuales difieren de las instituciones sentimentales, en que las primeras pertenecen al mundo de las ideas y las segundas al de los sentimientos. La intuición de origen afectiva o mística se traduce por impulsos del inconsciente que guían a los seres a realizar u optar por determinado evento. Es decir tiende a analizar con profundidad el riesgo o, en otras palabras, nuestra capacidad de decidir cuando la información es escasa o confusa, y ha constatado el enorme poder del instinto ante estas situaciones.

Como conclusión podemos afirmar que la intuición no es algo mágico con lo que se nace, la desarrollan personas inteligentes que aprenden de todo lo que viven y ven a su alrededor, siendo  muy importante para desarrollar buenas habilidades sociales, para hacer mejor nuestro trabajo o para encontrar nuevas soluciones a viejos problemas, y por eso merece la pena tenerla en cuenta y potenciarla en el día a día, brindándonos una puerta de acceso a la sabiduría vital acumulada. Solo hay que saber escuchar ese mensaje e interpretarlo y para ello es necesario conocerse a sí mismo.


domingo, 12 de febrero de 2017

EL ARBOL DE SANDALO




En el árbol de sándalo viven serpientes venenosas que son atraídas por su poderoso perfume. Un bosque de árboles de sándalo es un lugar peligroso; en un árbol se encuentran al menos una docena de serpientes venenosas. Ellas no pueden salir de éste, el perfume es tal que son hipnotizadas.

Serpientes venenosas viven en el árbol de sándalo, pero la pureza y el perfume de la madera de sándalo no se ve afectado en absoluto.

Este relato se convirtió en una hermosa metáfora para el hombre de consciencia. El hombre de consciencia es un árbol de sándalo. Y todos los tipos de serpientes están ahí: la ira, la envidia, la injuria, la codicia,  la avaricia, la pereza, la gula, los celos  está allí, se cuelgan del árbol, pero el hombre de consciencia no se ve afectado en absoluto. Su perfume sigue siendo puro, no está envenenado por ellos.

Por el contrario, las serpientes están hipnotizadas por el árbol de sándalo, que se olvidan de todos los que se acercan a su veneno. Es como si fueran serpientes no venenosas. Consciencia que se plantean en esa transformación es que la codicia pierde su veneno, la ira pierde su veneno, la vanidad pierde su veneno, la avaricia pierde su veneno. Ellos no son destructivos, por el contrario, empiezan a convertirse en creadores. El veneno es transformado en néctar.



sábado, 14 de enero de 2017

EL ANILLO DEL REY
(La conexión cósmica de Apolo)



Hubo una vez un rey que dijo a los sabios de la corte: Me estoy fabricando un precioso anillo. He conseguido uno de los mejores diamantes posibles. Quiero guardar oculto dentro del anillo algún mensaje que pueda ayudarme en momentos de desesperación total, y que ayude a mis herederos, y a los herederos de mis herederos, para siempre. Tiene que ser un mensaje pequeño, de manera que quepa debajo del diamante del anillo.

Todos quienes escucharon eran sabios, grandes eruditos; podrían haber escrito grandes tratados, pero darle un mensaje de no más de dos o tres palabras que le pudieran ayudar en momentos de desesperación total. Pensaron, buscaron en sus libros y tratados y bibliotecas, pero no podían encontrar nada.

El rey tenía un anciano sirviente que también había sido sirviente de su padre. La madre del rey murió pronto y este sirviente cuidó de él, por tanto, lo trataba como si fuera de la familia. El rey sentía un inmenso respeto por el anciano, de modo que también lo consultó.  Y éste le dijo: No soy un sabio, ni un erudito, ni un académico, pero conozco el mensaje.

Durante mi larga vida en palacio, me he encontrado con todo tipo de gente, y en una ocasión me encontré con un monje. Era invitado de tu padre y yo estuve a su servicio. Cuando se iba, como gesto de agradecimiento, me dio este mensaje, el anciano lo escribió en un diminuto papel, lo dobló y se lo dio al rey, diciendo: "Pero no lo leas le dijo, mantenlo escondido en el anillo. Ábrelo sólo cuando todo lo demás haya fracasado, cuando no encuentres salida a la situación."

Ese momento no tardó en llegar. El país fue invadido y el rey perdió el reino. Estaba huyendo en su caballo para salvar la vida y sus enemigos lo perseguían. Estaba solo y los perseguidores eran numerosos. Llegó a un lugar donde el camino se acababa, no había salida. Delante había un precipicio y un profundo valle; caer por él sería el fin. Y no podía volver porque el enemigo le cerraba el camino. Ya podía escuchar el trotar de los caballos. No podía seguir hacia adelante y no había ningún otro camino...

De repente, se acordó del anillo. Lo abrió, sacó el papel y allí encontró un pequeño mensaje tremendamente valioso:

Simplemente decía... "ESTO TAMBIÉN PASARÁ".

Mientras leía "esto también pasará" sintió que se cernía sobre él un gran silencio. Los enemigos que le perseguían debían haberse perdido en el bosque, o debían haberse equivocado de camino, pero lo cierto es que poco a poco dejó de escuchar el trote de los caballos. El rey se sentía profundamente agradecido al sirviente y al místico desconocido. Aquellas palabras habían resultado milagrosas.

Dobló el papel, volvió a ponerlo en el anillo, reunió a sus ejércitos y reconquistó el reino. Y el día que entraba de nuevo victorioso en la capital hubo una gran celebración con música, bailes... y él se sentía muy orgulloso de sí mismo.

El anciano estaba a su lado en el carro y le dijo: Este momento también es adecuado: vuelve a mirar el mensaje.

-¿Qué quieres decir? preguntó el rey. Ahora estoy victorioso, la gente celebra mi vuelta, no estoy desesperado, no me encuentro en una situación sin salida.

-Escucha, dijo el anciano: este mensaje no es sólo para situaciones desesperadas; también es para situaciones placenteras. No es sólo para cuando estás derrotado; también es para cuando te sientes victorioso. No es sólo para cuando eres el último; también es para cuando eres el primero.

El rey abrió el anillo y leyó el mensaje:

"Esto también pasará", y nuevamente sintió la misma paz, el mismo silencio, en medio de la muchedumbre que celebraba y bailaba, pero el orgullo, el ego, había desaparecido. El rey pudo terminar de comprender el mensaje. Se había iluminado. Entonces el anciano le dijo:

-Recuerda que todo pasa.

Ninguna cosa, ni ninguna emoción son permanentes. Como el día y la noche, hay momentos de alegría y momentos de tristeza. Acéptalos como parte de la dualidad de la naturaleza porque son la naturaleza misma de las cosas.

jueves, 5 de enero de 2017

EL CARPINTERO



Había una vez un viejo carpintero que, cansado ya de tanto trabajar, estaba listo para retirarse y dedicarle tiempo a su familia. Así se lo comunicó a su jefe, y aunque iba a extrañar su salario, necesitaba retirarse y estar con su familia; de alguna forma sobreviviría. Al contratista le entristeció mucho la noticia de que su mejor carpintero se retiraría y le pidió de favor que si le podía construir una casa más antes de retirarse. El carpintero aceptó la proposición del jefe y empezó la construcción de su última casa pero, a medida que pasa el tiempo, se dio cuenta de que su corazón no estaba de lleno en el trabajo.

Arrepentido de haberle dicho que sí a su jefe, el carpintero no puso el esfuerzo y la dedicación que siempre ponía cuando construía una casa y la construyó con materiales de calidad inferior. Esa era, según él, una manera muy desafortunada de terminar una excelente carrera, la cual le había dedicado la mayor parte de su vida.

Cuando el carpintero terminó su trabajo el contratista vino a inspeccionar la casa. Al terminar la inspección le dio la llave de la casa al carpintero y le dijo: "Esta es tu casa, mi regalo para ti y tu familia por tanto años de buen servicio".

El carpintero sintió que el mundo se le iba... Grande fue la vergüenza que sintió al recibir la llave de la casa, su casa. Si tan solo él hubiese sabido que estaba construyendo su propia casa, lo hubiese hecho todo de una manera diferente. 

Tú eres el carpintero. Cada día martillas un clavo, pones una puerta, o eriges una pared. Alguien una vez dijo: "La vida es un proyecto que haces tú mismo. Tus actitudes y las selecciones que haces hoy construyen la casa en la cual vivirás


lunes, 10 de octubre de 2016

EL KARMA DE NUESTRAS ACCIONES



Hace mucho tiempo, en un pequeño pueblo de algún lugar de Oriente, vivía un hombre con cuatro hijos, el menor de los cuales tenía 30 años. Sus hermanos 35, 37 y 40... El padre tenía algo más de sesenta, pero como en esa época el promedio de vida rondaba los cuarenta años, era prácticamente un anciano y, por lo tanto, tenía todos los problemas propios de la senectud.... Su cabeza, su cuerpo, sus esfínteres, su capacidad de valerse por sí mismo, nada de esto funcionaba bien en el viejo....

Un día, el hijo más joven se casó y se fue de la casa. Se generó entonces un gran problema: el padre se quedaría solo. La madre había muerto a raíz del último parto y los otros hermanos ya estaban casados. En consecuencia, no había nadie que pudiera hacerse cargo del padre, con el agravante de que no eran épocas en las que hubiera geriátricos ni dinero para pagarle a alguien para que se ocupara de su cuidado....

Los hijos empezaron a sentir que, pese al amor que le tenían, el padre era una complicación. No era posible que ninguno de ellos se llevara al padre a vivir a su casa para hacerse cargo de él. Los hijos tenían verdaderamente un serio problema....

Se reúnen para conversar acerca de cuál será el futuro del padre. En un momento dado, se les ocurre que se podían turnar. Pero pronto advierten que esa solución no va a ser suficiente y, además, significa un gran costo para sus vidas. Y entonces, casi sin darse cuenta, empiezan a pensar que lo mejor que les podría pasar sería que el padre se muriera.

Pese al dolor que significaba para ellos ese reconocimiento, pronto advirtieron que no podían esperar sólo que esto sucediera, porque el padre podría vivir muchos años más en aquella situación. Y entonces, misteriosamente, a uno se le ocurrió que, quizás sólo deberían esperar a que el invierno terminara con él. Y así fue como imaginaron que si entraban al bosque con su padre, y el padre se perdía, el frío y los lobos harían el resto...

Lloraron por esto, pero asumieron que tenían que hacer algo por el resto de sus vidas. Y decidieron turnarse para cuidar al padre, pero sólo hasta la llegada del invierno.

Después de la primera nevada, los cuatro hermanos se reunieron y le dijeron al padre:- Ven papá, vístete que vamos a salir. -¿Salir? ¿Con la nieve? -preguntó el padre sin comprender. Pero los hijos respondieron: -¡Sí, vamos! El padre sabía que su cabeza no estaba funcionando bien, así que decidió acatar con sumisión lo que sus hijos le decían. Lo vistieron, lo abrigaron mucho y se fueron los cinco rumbo al bosque. Una vez allí, buscaron un lugar para abandonarlo y desaparecer rápidamente. Cuando llegaron a un claro, de pronto, el padre dijo: - Es aquí. -¿Qué? - preguntaron asombrados los hijos. - Es aquí- repitió el anciano. Supuestamente el anciano no tenía lucidez suficiente para darse cuenta de lo que estaba ocurriendo. Ellos, además, se habían cuidado muy bien de no decirlo. -¿A qué se referiría el padre? - Aquí, aquí, éste es el lugar, insistió. - ¿Qué lugar papá, qué lugar? Este es el lugar donde, hace veinticinco años, abandoné a mi padre....